Hey Hola!
Hace mucho tiempo vi en mis recomendaciones de juegos Going Under. Y la verdad es que me interesó su estilo artístico por eso es que lo agregué. La verdad no vi su historia ni nada por el estilo solamente vi que era un estilo así como de las empresas de tecnología usan que ahora sé que se llama Corporate Memphis y era un Roguelite, inmediatamente lo añadí mis listas deseados y pues al fin lo pude jugar así que hoy les vengo a hablar sobre Ser becario nunca había sido más difícil una reseña a Going Under.
Going Under es el primer juego creado por Aggrocrab y distribuido por Team 17. Este juego trata y es dicho por uno de sus empleados sobre «un dungeon crawler distópico sobre explorar mazmorras malditas de startups tecnológicas fallidas». En este universo cuando una compañía quiebra se hunden en la tierra, se vuelven malditas y todos los empleados evolucionan a monstruos. Las mazmorras que ellos planearon están basadas en Uber, Tinder y otra de una criptomoneda.
El estilo que usaron es el Corporate Memphis sin embargo en el video de Developer Spotlight: Going Under el empleado dice que pues básicamente todas las empresas tecnológicas han estado usando este estilo sobre saturado, plano, sin personalidad para representar a toda la gente de forma genérica y que mejor forma de satirizar a todas las empresas usando este tipo de ilustración.
El juego está súper interesante porque satiriza todo lo que son las empresas tecnológicas sus malos tratos a los empleados o becarios. De hecho mucha gente se enfada al ver el estilo de Corporate Memphis ya que se sienten que es un estilo hipócrita. Ya que a través de los años han habido muchas noticias sobre empresas en general que tratan mal a los empleados y igual les dejo una nota que habla sobre la hipocresía de este estilo de ilustración para que le puedan dar una revisada y educarse más o también les dejo este video que está muy interesante sobre el tema.+


Historia
Más allá de las polémicas, Going Under nos sumerge en la historia de Jackie Fiasco, una becaria de Marketing sin paga que llega a la futurista ciudad de Neo Cascadia con la esperanza de ganar experiencia laboral. Su destino la lleva a Fizzle, una startup que produce una extraña mezcla entre bebida carbonatada y suplemento alimenticio. Pero lo que parecía una pasantía común pronto se convierte en una locura corporativa: su jefe, Marv, la envía a explorar peligrosas mazmorras subterráneas en busca de artefactos misteriosos, como si formar parte de una empresa emergente no fuera ya lo suficientemente arriesgado.

Gameplay
Y así, Going Under nos lanza de cabeza a sus mazmorras generadas proceduralmente, donde te enfrentas a enemigos tan variados como absurdos —cada uno con personalidades que parodian sin pudor a figuras y empresas del mundo corporativo real. Desde gurús de la productividad hasta emprendedores del caos, el juego se burla con descaro (y mucho humor) de la cultura startup, mientras tú, becaria sin paga, empuñas una grapadora gigante como si fuera una espada legendaria. Satírico, hilarante y peligrosamente cercano a la realidad aunque sea un poquito.
Mazmorras
Como ya dijimos este Going Under genera mazmorras de forma procedural y es un hack and slash, ya sabes como el God Of War pero estas mas encabronado por que tienes que chambear. Cada mazmorra tiene su propio arsenal de objetos raros y chistosones que puedes usar para reventarle la mandarina a los enemigos.
Por ejemplo, si te metes a Winkydink —que es una parodia descarada de Tinder, nomás que con menos matches y más madrazos— te vas a topar con puras cosas cotorronas: tridentes (porque todos ahí son demonios asalariados), almohadas dakimakura para los otakus con insomnio, ramos de flores para golpear al enemigo con amor, y hasta extintores de fuego, por si se prende la pasión… o el edificio.

Y no creas que puedes andar agarrando esas cosas en cualquier otra mazmorra. Lo que hay, es lo que hay, así tendrás que agarrarte lo que puedas: sillas, mesas, teclados, cajas, computadoras… si no se mueve, lo avientas; Aquí el objetivo es que sobrevivas el desmadre para poderte rifar un tiro con el CEO de cada empresa, que dicho sea de paso, están bien piratones. Si lo derrotas, te da un objeto especial y ya puedes regresar toda madreada, con Marv, que nomás está esperando para aventarte más chamba… de becaria… sin paga. Pero eso sí, con mucha emoción y más trancazos garantizados.
Además de andar agarrando cosas repartir madrazos a los monos esos raros, también te topas con las habilidades. Algunas están pasadas de lanza y te cambian todo la forma en que juegas. Por ejemplo, hay una que se llama Beggar Queen la cual te sube el daño al doble, pero nomás que el varo cae menos que las utilidades. Pero no todo lo que brilla es oro. Hay unas habilidades que son un chiste, literal. Como una que se llama Yeet!, que nomás sirve pa’ que la mona grite “YEET” cuando avientas un objeto y ademas lo tira mas rápido pero… ¿y eso qué? Nada, nomás te mete más caos al asunto. Así que cada que juegues, vas a andar bien improvisado con tu build, como quien dice: “a ver qué sale hoy”.

Fuera de las mazmorras
Ahora, eso es dentro de las mazmorras, pero fuera de ahí, en la oficina donde trabajas, están tus compas de trabajo que nomás te andan enjaretando la chamba. Pero, eso sí, te dan ayuditas para cuando regreses a las mazmorras. No te dan lana ni vacaciones, pero sí perks para que no te cargue el payaso allá adentro.
Por ejemplo, si eliges como mentor a Ray, que es el CEO de Fizzle, puedes comprar cosas con la tarjeta de la empresa, pero cada compra te deja con una deuda más grande que la del TEC de Monterrey, y se representa como una bola de esas de preso en la pata. En cambio, si te vas con Tappi, que es la contadora, vas a encontrar más feria por ahí tirada o cositas baratas. Cada mentor tiene su estilo, así que tú escoges al que se acomode más a tu estilo de juego, ya sea que quieras jugarle al financiero o al bandido.

Siguiendo con el rollo de las mazmorras, hay unos cuartitos que siempre salen, sin falta. Por ejemplo, está la tiendita, donde puedes comprar cosas para curarte o darte un upgrade con objetos, comida, lo que caiga. Pero hay otro cuarto bien raro donde sale un vato que parece sacado de una peda gótica: un vampiro medio sospechoso. El vato este te ofrece habilidades o ítems chidillos, pero con truco. A cambio te avienta una maldición que te dura varios cuartos. La neta, como el juego ya está perro de por sí, yo mejor lo evitaba como a los weyes que quieren que vendas ollas a sobreprecio.
Y ya que estamos en eso… la neta yo sí me tardé en pasar el juego. Se me hizo difícil, de esos que te hacen pensar si de veras te gusta jugar o nomás te gusta sufrir. Estuve a nada de mandarlo a la burger, pero luego vi que el juego tiene opciones de asistencia. Y ahí dije: “De aquí soy”. ¿Cómo funciona esto? Pues tú decides qué tan cabron quieres que este el juego. Te puedes poner más corazones, hacer que los enemigos aguanten menos, que tú pegues más duro, y así. Y no, no es trampa, es calibrar la experiencia.

Y ya sé que no va a faltar el vato que venga a llorar: “ñi ñi ñi, si le bajaste la dificultad no cuenta, no eres gamer”. ¡Cállese, mijo! Un verdadero gamer no anda de tóxico… ¡llena esa solicitud de empleo mejor!
Gráficos
Ahora, si nos ponemos a hablar de los gráficos… ¿Qué les puedo contar que no se les haya notado ya? La neta, el arte de los monitos, o sea los avatares, se ve bien. Están dibujados con estilo, con personalidad, con sazón. No traen esa onda genérica y sin alma del Corporate Memphis, ese estilo todo plano y aburrido donde todos los monos parecen salidos de una presentación de Recursos Humanos. Aquí cada personaje tiene sus detallitos únicos, como si los hubieran hecho con cariño y no con una plantilla de Canva.
Pero bueno, pasando al 3D… ahí sí se siente medio raro el asunto. A la Jackie, la prota, como que la dejaron más sencillita, con menos detalle. Y eso contrasta porque los demás monos, tanto los enemigos como tus compitas, sí tienen más textura, más forma, más todo. Pero ahí te va mi teoría conspirativa, estilo becario con insomnio: como en el juego Jackie agarra habilidades que hacen que su cuerpo se estire, se infle, se achique o se vuelva una licuadora, pues para que no se glitcheara todo el rollo visual, la hicieron más simplona, más “moldeable”, para que aguantara el cotorreo sin que el juego explotara.
Otra cosa que vale la pena aplaudirle al juego es la UI o la interfaz. Tiene ese estilo flat, bien limpio, como si anduvieras scrolleando por una red social, pero sin los tías compartiendo piolines. Todo se ve claro, bonito, sin tanto choro visual. Incluso hay una palomita azul tipo verificación, que básicamente es que esa habilidad la puedes equipar antes de lanzarte a la run. La neta se siente bien familiar, como que no tienes que andar adivinando qué hace qué. Entras, picas botones, equipas lo que ocupas y vámonos.

Sonido
Los efectos de sonido de Going Under, la neta siento que están bien nivelados. Aunque haya un desmadre en pantalla explosiones, gritos, cosas rompiéndose, enemigos por todos lados el audio no se vuelve molesto. O sea, no te dan ganas de aventar los audífonos al suelo. Todo suena claro, y aunque el caos esté sabroso, tus oídos no sufren. Bien ahí.
Y bueno, pasándonos a la música… personalmente me latió. Está variada y se acopla al cotorreo del momento. Cuando andas en la oficina, la rola es tranquilo, como para que te sientas en un cowork con café de especialidad y burnout emocional. Pero ya que entras a las mazmorras, el rollo cambia. Cada una tiene su estilo musical bien definido, dependiendo de la startup que andas explorando. Por ejemplo, en Styxcoin, que es la cripto-mazmorra, la música se pone más juvenilona, con beats de hip hop y ese aire mamador que traen los cryptobros, como si en vez de pociones vendieran NFTs.
Tambien tiene una que otra referencia en los títulos de las canciones. Regresando con Styxcoin canciones como «‘crypto’ type beat» y «401cave», juegan con términos del mundo financiero y tecnológico. O también hay una canción que se llama «don’t be evil» que suena en casi al final del juego. Sin embargo esta frase esta relacionada a Google, ya que en los principios de los 2000 ellos adoptaron ese slogan.
La idea era simple: actuar de forma ética, no explotar a los usuarios y evitar prácticas corporativas perjudiciales.
Era una especie de promesa moral, algo que diferenciaba a Google de otras grandes empresas tecnológicas. No solo querían ser eficientes o exitosos: querían ser «buenos».
Con el paso del tiempo, la percepción pública de Google cambió, especialmente por decisiones como:
- Recolección masiva de datos y la invasión de la privacidad del usuario.
- Monopolio en publicidad digital, afectando a la competencia.
- Acusaciones internas de represalias contra empleados que protestaban o exigían mayor ética corporativa.
- Censura y colaboraciones polémicas, como su intento de crear un motor de búsqueda censurado para China (Proyecto Dragonfly). Este personalmente el peor de todos pero esto podría ser otro video.
En 2018, Google redujo significativamente la prominencia del lema «Don’t be evil» en su código de conducta, desplazándolo hacia el final del documento. A muchos les pareció simbólico: como si la empresa ya no pudiera sostener esa promesa.

Tambien hablemos de mi canción favorita del juego. Se llama the dark pattern.
Primero hay que saber que significa dark pattern o patrón oscuro. Es una técnica de diseño intencionalmente engañosa en interfaces digitales, creada para manipular al usuario y hacer que tome decisiones que no tomaría conscientemente.
Aquí van algunos ejemplos generalizados:
- Aceptar suscripciones sin querer.
- Ceder datos personales sin darse cuenta.
- Comprar cosas con un solo clic, difícil de deshacer.
- Que sea muy difícil cerrar una cuenta o cancelar un servicio.
Tal vez pienses que no haz caído en alguno de estos trucos pero te paso algunos ejemplos de la vida real. Tal vez te relaciones con alguno de ellos:
- Botones falsos de descarga: sitios de software gratuitos como Softonic o sitios de torrents colocan anuncios con botones que dicen “Descargar ahora”, pero en realidad son banners publicitarios. O también que en publicidad aparezca un «X» pero te lleve a otro sitio.
- Al momento de Rechazar cookies: te aparece el botón de “Aceptar todas” está visible y resaltado. Pero el de “Configurar” o “Rechazar” está en un submenú, en letra pequeña. Básicamente te empujan a aceptar sin pensar.
- La técnica llamada Sneak into Basket agregar productos o servicios adicionales sin que el usuario lo note. Tiendas en línea como GoDaddy hacen esto cuando compras un dominio, te agregan por defecto protección premium, emails adicionales, etc. Si no revisas, terminas pagando de más.
- La técnica de Cautiverio forzado o Forced Continuity se trata de dificultar la cancelación de suscripciones iniciadas con prueba gratuita. Por ejemplo Free Trials (como Audible o Adobe) hacen cosas como:
- Te piden tarjeta de crédito para iniciar.
- No hay opción de cancelar fácilmente desde la app.
- A veces incluso te cargan antes de avisar que la prueba terminó.
Y la lista pueden seguir y seguir. Lo que mas me gusta de la canción es que es la única que tiene una voz. Esta creo que dice «We programmed your brain» repetidamente. Traducido seria «Programamos tu cerebro» y mas que una sátira es una critica. Nos esta diciendo que todo esta manipulado, quiere que consumamos algo, lo que sea pero tiene que ser YA. Todas las interfaces que vez están minuciosamente hechas con malicia para que como pez muerdas en el anzuelo.
Vaya, solo iba a hablar de la música y me fui por la tangente.
Conclusion
La neta, Going Under es uno de esos juegos que, desde que ves el concepto, dices “órale, esto se ve diferente”. Y ya jugándolo, pues sí, la verdad me gustó. El gameplay está entretenido, y lo mejor es que le puedes bajar la dificultad si de plano te anda partiendo la madre, lo cual se agradece un chingo. Lo curioso es que, aunque tiene esas opciones de asistencia, solo el 8.9% de los jugadores lo ha terminado en modo historia ¿qué pasó ahí, raza? ¿Nomás lo instalan para verlo y se van?
Ahora, siendo sinceros y sin choro mareador: si tú eres de los que busca un juego calmadito, con decisiones morales profundas y personajes llorando en cámara lenta… este no es para ti carnal. Aquí hay caos, desmadre visual, y un humor que parece escrito por alguien que ya lleva tres cafés y cero horas de sueño. Te vas a topar con mucho en pantalla, y aunque le bajes la dificultad al mínimo, puede que aún así te frustres un poco, especialmente si te agarran en curva las mecánicas.
Pero si eres de los que se avientan sin miedo, con ganas de reírse, romper cosas con grapadoras gigantes y sentir que están sobreviviendo la vida godín en un universo alterno… entonces Going Under es para ti.
Y ya si no estás muy seguro, no hay problema: recuerda que en Steam puedes pedir reembolso. Nomás aguas con pasarte las 2 horas de juego o las 2 semanas de la compra, porque si no, ni cómo ayudarte, mijo.
Bueno morros, hasta ahi esta la reseña de Going Under y recuerden: un verdadero gamer llena su solicitud de empleo.
Soy Ket. ¡Nos vemos!
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